Inteligencia Artificial, XML-JATS y el futuro del Desktop Publishing: entre la resistencia cultural y la lógica del capital

Introducción

El Desktop Publishing (DTP), desde su aparición en los años ochenta con el desembarco de computadoras personales y programas como PageMaker, transformó radicalmente la producción editorial.

Hoy, cuatro décadas más tarde, vuelve a enfrentar un nuevo umbral tecnológico: la irrupción de la Inteligencia Artificial (IA) y el uso de formatos estructurados como XML-JATS en la comunicación científica.

Estas transformaciones no solo responden a una lógica técnica, sino a una lógica económica y cultural más profunda.

Por un lado, la búsqueda incesante del capitalismo por sostener y/o aumentar la tasa de ganancia. Por otro, la resistencia cultural de quienes ven sus oficios amenazados. Ambas dimensiones configuran un terreno fértil para reflexionar sobre las tensiones actuales en el mundo editorial.

En este apunte se recorrerán los principales ejes de esta problemática, con la intención de brindar una mirada crítica e histórica:

  • cómo la resistencia al cambio tecnológico se repite cíclicamente,
  • cómo el capital orienta los avances para maximizar la rentabilidad,
  • qué implicancias culturales y subjetivas tienen estas transformaciones,
  • y cómo se reconfigura el mercado editorial ante los nuevos actores.

1. Historia de la resistencia al cambio tecnológico

1.1 El ludismo en el siglo XIX

El ludismo surgió en Inglaterra a comienzos del siglo XIX, especialmente entre 1811 y 1816. Se trató de un movimiento de artesanos textiles que, al percibir que las máquinas de tejer reducían su empleo y la calidad de sus productos, comenzaron a destruir los telares mecánicos. El nombre proviene de la figura mítica de Ned Ludd, un tejedor que supuestamente habría destruido un telar en protesta.

El ludismo no fue simplemente un gesto irracional contra el progreso. Fue una forma de resistencia social frente a la amenaza de precarización, pérdida de saberes y desvalorización de la experiencia laboral. La acción de romper máquinas representaba un acto político: intentar frenar la mecanización que beneficiaba al capital a costa de los trabajadores.

1.2 La linotipo y la resistencia tipográfica

En el mundo editorial, un fenómeno similar se vivió con la llegada de la linotipo hacia finales del siglo XIX. Hasta entonces, los tipógrafos componían manualmente cada línea de texto con tipos móviles de plomo. Era un oficio de altísima destreza, transmitido de generación en generación. La linotipo permitía mecanizar este proceso, componiendo líneas enteras de plomo fundido. La productividad aumentaba de manera exponencial.

La reacción fue inmediata: huelgas, sabotajes y boicots a periódicos que adoptaban la linotipo. Los tipógrafos defendían no solo sus empleos, sino el valor cultural de su oficio. La mecanización fue vivida como un ataque a la dignidad del trabajo y a la tradición artesanal.

1.3 Olas de ludismo cultural en la edición

El ludismo no se repite de forma idéntica, pero reaparece como olas de resistencia cultural cada vez que surge una nueva tecnología disruptiva. En la historia editorial se observan al menos tres grandes momentos:

  • Del plomo a la fotocomposición: en los años 60 y 70, la transición a la fotocomposición eliminó la necesidad de trabajar con plomo, desplazando a generaciones de tipógrafos.
  • De la fotocomposición al DTP: en los años 80 y 90, la introducción del Desktop Publishing en computadoras personales supuso el fin de los talleres de fotocomposición tradicionales. En ese momento los diseñadores gráficos toman el control del flujo editorial.
  • Del DTP a los lenguajes estructurados y flujos automatizados: hoy, con XML-JATS e IA, se vive una nueva ola. Los diagramadores sienten que su rol pierde centralidad frente a los programadores y los flujos de conversión automatizados.

En todos los casos, el patrón es claro: resistencia inicial, adopción forzada y reconfiguración del oficio.

2. La lógica capitalista detrás del cambio

2.1 La tasa de ganancia como motor

El capitalismo, siguiendo un análisis marxista, se orienta por la necesidad de sostener y/o aumentar la tasa de ganancia. Esto implica tres estrategias principales:

  1. Reducir costos de producción: menos trabajadores o trabajadores menos especializados.
  2. Aumentar la productividad: producir más en menos tiempo.
  3. Ampliar el valor extraído: expandir el mercado con el mismo esfuerzo laboral.

Cada innovación tecnológica en la edición puede leerse bajo esta clave: los cambios no son neutrales, responden a la lógica de la rentabilidad.

2.2 XML-JATS y la IA como dispositivos de rentabilidad

Las innovaciones actuales ejemplifican esta lógica con claridad:

  • XML-JATS: estandariza contenidos, facilita la reutilización y permite la multiplicación de salidas (PDF, HTML, ePub) sin incrementar el trabajo humano de manera proporcional.
  • IA: corrige ortografía y ortotipografía, normaliza referencias bibliográficas, produce resúmenes automáticos y hasta puede generar etiquetas metadatos.

Con estas herramientas, una editorial puede escalar su producción (a niveles impensados) sin contratar más personal (solo cambiando el tipo de personal), lo que significa un aumento directo de la tasa de ganancia.

La resistencia cultural existe, pero el peso del capital es mayor: la eficiencia y la reducción de costos prevalecen sobre el apego a la tradición.

3. Cultura, subjetividad y resistencia

3.1 El miedo a la pérdida del oficio

Los trabajadores de la edición no reaccionan solo por temor económico. Lo que se juega es también la identidad profesional. El diseñador que domina InDesign o el corrector que garantiza coherencia ven su rol desplazado por flujos automáticos desarrollados por programadores. El duelo cultural se expresa en frases recurrentes: «esto no es editar de verdad», «la máquina no entiende el sentido del texto», «se pierde la creatividad».

3.2 La resistencia discursiva como neoludismo

Si en el siglo XIX la resistencia era física (romper máquinas), hoy es discursiva:

  • Críticas a los nuevos formatos («XML no sirve para diseño»).
  • Desvalorización de la producción automatizada («eso no tiene calidad»).
  • Rechazo simbólico («lo humano no puede ser reemplazado»).

Esto constituye una forma de neoludismo cultural: un intento de conservar la identidad y el sentido del oficio frente a la automatización. Sin embargo, como en la historia del ludismo, esta resistencia no detiene el avance: el capital termina imponiendo el cambio.

4. Transformaciones del mercado editorial

4.1 Concentración y nuevos actores

El capitalismo editorial actual tiende a concentrar procesos en grandes corporaciones o externalizarlos a plataformas tecnológicas. Esto introduce a ingenieros de datos y programadores como nuevos actores en el flujo editorial. Mientras los diseñadores y diagramadores tradicionales pierden centralidad, los especialistas en lenguajes de marcas y automatización ganan terreno.

4.2 Desplazamiento de funciones

El rol de los trabajadores de la edición cambia:

  • Los correctores se transforman en supervisores de estos procesos automáticos.
  • Los diseñadores pierden tiempo artesanal y asumen la gestión de plantillas y flujos.
  • Los editores asumen tareas de control de calidad más que de ejecución directa.

Se produce un choque cultural: el capital simbólico de los oficios tradicionales se enfrenta a la eficiencia productiva que demanda el capital.

5. Conclusiones

El futuro del DTP bajo la presión de la IA y XML-JATS puede leerse como una nueva etapa de un proceso histórico repetitivo:

  • Cada innovación tecnológica busca sostener y/o aumentar la tasa de ganancia.
  • La resistencia cultural, aunque inevitable, se muestra incapaz de frenar la lógica capitalista.
  • Lo que se pierde no es solo un oficio, sino una identidad cultural vinculada al trabajo artesanal.
  • Lo que se gana, desde el punto de vista del capital, es mayor eficiencia y escala junto a una reducción de los costos.

La historia editorial puede ser entendida como una sucesión de olas de ludismo cultural, en las que los trabajadores se resisten al cambio, pero terminan reconfigurando su rol dentro de un mercado que se reorganiza para sostener la rentabilidad.

Este panorama nos ofrece una lección fundamental: comprender que la tecnología nunca es neutral, y que cada transición implica tensiones entre cultura, economía y poder.

Reconocer estas dinámicas permite situarse críticamente ante el futuro de la edición, en lugar de simplemente padecerlo.